Deconstrucción femenina: el peor miedo del patriarcado

El concepto de feminidad como tal ha ha mantenido a la mujer limitada dentro de valores, características y comportamientos, les ha dado a entender que existe únicamente una forma de ser mujer cuando ser mujer va mucho más allá de cuán delicada o cuánto maquillaje use una mujer, va más allá de la vestimenta o colores que utilice a la hora de vestirse. El hecho de ser mujer no puede condicionar o restringirles su libertad de ser, sino que las debe hacer sentir expeditas.

La mujer ha sido ilustrada como objeto sexual frente a los hombres a causa de la gran línea divisoria que se ha establecido entre masculino y femenino, obviando diferencias de género que muchas veces reducen a la mujer a ser el sexo débil, clasificándolas fundamentalmente como procreadoras. Esta discriminación se ha mantenido hasta la actualidad, la sociedad se rige bajo un orden patriarcal, estableciendo la dominación masculina y la sumisión femenina siendo principalmente las mujeres las que se ven afectadas ante esta oposición, en base a esto es que ha ido aceptando y normalizando esta identidad, pasando a transformarla en un estilo de vida y a transmitirla de generación en generación.

La cultura patriarcal ha establecido lo que conocemos como roles de género, es decir, al “conjunto de normas sociales y de comportamiento apropiadas para los hombres  y las mujeres de un grupo  o sistema social dado” en función de  la construcción social que se tenga  de la masculinidad y femineidad.


La sociedad establece el concepto de mujer

Este modelo social ha sido transmitido de generación en generación; a nuestras madres les enseñan a obedecer a los hombres, a satisfacer sus necesidades, a ejercer una labor de madre, a ser dueña de casa y a explotar sus cuerpos con el fin de llamar la atención del público masculino por lo tanto para hablar de una deconstrucción femenina es importante saber cómo se fue construyendo la primera versión de la mujer, menospreciando y pasando a llevar sus derechos. La mujer como tal  tiene asignada labores que se centran en el ámbito doméstico y que sus cimientos están en la reproducción biológica, la crianza y los cuidados domésticos, labores que son son consideradas tareas reproductivas pero que no son valoradas económica, cultural ni socialmente, entonces ¿Por qué las diferencias de género se han convertido en desigualdad?

Las relaciones heterosexuales se basen en una desigualdad constante, evitando que las mujeres puedan salir de los parámetros que la sociedad ha dispuesto para ellas. Es por esto que se habla de una estructura social en las actividades que realizan cada uno, manteniendo a las mujeres calladas y abnegadas frente a quien parece ser una figura de poder y autoridad sólo por el hecho de ser hombre.

Fue la llegada del siglo XX que logró abrir los ojos de las mujeres y mostrarles una sociedad en la que tienen el derecho de participar, dónde su voto vale tanto como el de los hombres y poco a poco se ha logrado avanzar en la larga línea de discriminación al género femenino. Los estereotipos de una mujer perfecta, resaltando el físico y eliminando la posibilidad de que opinen o simplemente estén informadas, van desapareciendo conjunto a la deconstrucción de la mujer machista.

La violencia de género ya no es normalizada, sino constantemente cuestionada, con ayuda legal las mujeres pueden optar a una emancipación de los hombres, evitando que decidan por ellas. Sin embargo todo estos cambios han surgido debido al cuestionamiento que han realizado sobre el concepto ‘’feminidad’’ que está instaurado en nuestra sociedad, concepto con el que ‘’deberían’’ identificarse y convivir, sin dicho cuestionamiento seguiríamos donde mismo y ninguno de estos factores que nos han afectado durante décadas hubieran sido cuestionados.

Actualmente se habla de que las mujeres se encuentran en una etapa de transición, son aceptadas en el sistema laboral por lo tanto la maternidad que siempre se ha señalado como su su máxima expresión de feminidad está siendo cuestionada, estamos viviendo un intercambio de roles. Es en el siglo XXI cuando volvemos a hablar de prevenir y reivindicar la violencia contra las mujeres y uno de los principales conceptos que sale a la luz es el empoderamiento y su importancia en la lucha contra  la violencia y desigualdad de género.

Según la Real Academia Española empoderamiento se refiere a la acción y efecto de empoderar, es decir a “Hacer poderoso o fuerte a un individuo o grupo social desfavorecido”. Definición que se contradice con las diferenciaciones sexuales que se han establecido entre hombre y mujer, donde lo femenino significa ser inferior a lo masculino, donde a las mujeres se las ha hecho pensar y sentir que son menos fuertes, inteligente o capaces que los hombres cuando no es así. La mentalidad y cultura machista por años ha desfavorecido a las mujeres y ha generado como consecuencia el lento desarrollo de las mujeres en los distintos ámbitos de la sociedad, es por esto que el concepto de ‘’empoderamiento’’ se ha transformado en algo primordial al hablar de la deconstrucción femenina, ya que es una de las principales vías para que la mujer logre adquirir o reforzar sus capacidades, impulsando así la igualdad de género necesaria para erradicar la violencia, a su vez, nos permite establecer una diferenciación entre la mujer que se cuestiona los roles de género ya establecidos y aquella que sigue siendo víctima de la cultura patriarcal.  El rol de la mujer en la sociedad ha ido evolucionando y es clave entender que la cultura machista ha logrado traspasar las mentes de las personas, es decir, se ha convertido en ley para mujeres y hombres por igual (incluyendo a las mujeres que no logran salir de los paradigmas entregados por sus familiares). Esta es la razón necesaria para deconstruir la identidad femenina y construir a la verdadera mujer del siglo xxi.

¿Qué significa ser mujer en el siglo XXI?

Los roles de género van cambiando  a medida que la sociedad cambia, es decir, lo que consideramos como ‘’femenino’’ y ‘’masculino’’ también cambia.

En la actualidad las mujeres ya no se centran sólo en las tareas del hogar sino que se están atreviendo a salir de su zona de confort porque están tomando conciencia de que el hecho de ser mujer no es sinónimo de cumplir con el rol de madre y permanecer realizando las tareas domésticas. Esta situación les está generando autonomía económica pero a su vez genera una sobrecarga de trabajo, ya que los hombres siguen sin participar en las tareas reproductivas. La mujer del siglo xxi está constantemente luchando para sentirse libre, para poder ser ella quien decide su destino sin sentir la presión externa y de esta forma¿sabido descubrir nuevas formas de ser, sentir y vivir.

La mujer chilena ha desarrollado diferentes roles a lo largo de la historia, cada uno de estos otorgado por el grupo social al que pertenecían, tradicionalmente las mujeres son las encargadas de criar y enseñar a las hijas además de cuidar de sus maridos. Este pensamiento ha estado vigente desde el inicio de la historia, sin embargo, fue en la colonia cuando comenzó este legado que en la actualidad sigue siendo aceptado por hombres y mujeres de la misma manera. Esta diferencia entre sexos es transversal, afectaba a las diferentes clases sociales  por un lado las mujeres de la elite, cumplían principalmente con el papel de procrear y criar a los hijos. Una familia adinerada con muchas hijas tenía la seguridad de arreglar matrimonios con el fin de mantener el posicionamiento en la sociedad colonial. La vía religiosa significó una segunda alternativa para las mujeres que no aceptaban el matrimonio, sin embargo, era importante pagar una suma de dinero bastante elevada para profesar la religión.

Hay un antes y un después en los roles de las mujeres indígenas, la llegada de los conquistadores españoles complicó masivamente la visión que se tenía de las féminas en ese entonces. Las tareas que realizaban las mujeres consistían en la preparación de medicinas y trabajar en la agricultura, de esta manera contribuyeron enormemente a la economía. La irrupción de los españoles cambió radicalmente, pasando de ser consideradas parte de sus comunidades a reducirlas como procreadoras y servidoras de las demandas masculinas.

Los roles de género son cambiantes, por lo tanto,  a medida que la sociedad va cambiando, lo que consideramos como ‘’femenino’’ y ‘’masculino’’ también cambia.

En la actualidad las mujeres ya no están siendo reducidas a las tareas del hogar sino que están saliendo al espacio público, acceden a trabajos remunerados y participan en actividades productivas. Esta situación le genera autonomía económica a las mujeres y les permite tomar decisiones en el hogar, pero a su vez genera una sobrecarga de trabajo, ya que a pesar de lo anterior los hombres siguen sin participar en las tareas reproductivas. La mujer del siglo XXI  luchar por su valía y reconocimiento profesional, busca sentirse libre para poder forjar su destino sin presiones externas, ni juicios o expectativas. Ha descubierto nuevas formas de ser, sentir y vivir. Saben que no es un camino fácil pero también saben que no es algo que dependa únicamente de cómo se miren a ellas mismas sino que deben crear estrategias para que la sociedad también las mire y reconozca de una forma diferente.

Rivalidad entre mujeres, el arma del patriarcado

Las niñas aprenden a muy temprana edad que hay una competencia natural entre las mujeres. Desde las películas, cuentos e incluso las palabras de sus madres, han logrado exaltar la competitividad en el sexo femenino, es importante saber cómo surge esta rivalidad.

El patriarcado ha tomado el rol de educador en frente a situaciones que no le corresponden, como lo es el respeto hacia el hombre y al mismo tiempo eliminando completamente el acto del respeto femenino. Un grupo de mujeres puede lograr muchas cosas, como ser oídas e incluso cambiar poco a poco algunos aspectos de la sociedad que pasan a llevarlas.

Las películas de Disney han tenido un impacto muy grande en la sociedad, estipulando de esta manera que las mujeres deben esperar a un príncipe para ser salvadas y vivir felices por siempre, que está mal no obedecer a los hombres y, por si fuera poco, dejar todo lo que han construido para seguir a quien le regala una flor para casarse al día de haberlo conocido. Al contrario de lo que fueron las películas tradicionales como Cenicienta, Blancanieves, donde la envidia se ve exaltada a lo largo de la película. Llega Mulán la cual es señalada como la primera ‘’princesa’’ disney feminista a revolucionar el pensamiento que iban formando las niñas pero que a su vez sostiene que las mujer como tal no puede realizar las mismas labores que el hombre y ante dicha discriminación no duda en hacerse pasar por hombre para poder luchar contra los hunos ya que estaba completamente prohibido que las mujeres lucharan puesto que esto era considerado algo exclusivo de hombres.

Mulán busca transmitir a las niñas que las mujeres pueden hacer lo mismo que los hombres; que los roles de géneros que se han transmitido están basados en una simpleza y que deben ser ellas mismas quienes los derriben, el impacto que se logró con este filme comenzó a asustar a la institución cinematográfica ya que las princesas comenzaron a pasar a un segundo plano.

Mulán 2 llega a las pantallas y un giro inesperado se lleva el protagonismo, se presenta a la personaje principal entrenando a algunas niñas, hasta que decide enfocarse en su próximo matrimonio. Esto llevó a que la trama central de la película se basará en cómo prepararse, mantener y ser feliz en una unión civil junto a un hombre, se detuvo la revolución quitándoles a las niñas el poder de elegir a una princesa poco común.

La sororidad: el contraataque de las mujeres

La mujer crece pensando que las mujeres son las peores enemigas de la mujer, están constantemente en compitiendo contra ellas mismas. La atención masculina muchas veces es considerada como la única razón de existir y se compite con otras con tal de captarla. Se les enseña desde muy pequeñas a juzgar a la otra por lo su apariencia y no por lo que son. El sistema patriarcal ha sabido mantener esta relación de rivalidad entre las mujeres, las ha subordinado, las ha dividido y enfrentado entre sí

 

 

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